
Wednesday, 30 July 2008
Monday, 21 July 2008
Calamity Jane
“No vas a hacer un escándalo por esto?!”, se inquietaba J mientras yo descargaba toda mi bronca rellenando la hoja de reclamaciones. Hace seis años que habíamos dejado de ser amigos y lo estábamos celebrando tan románticamente en el Parador de Cuenca, un hotel cuatro estrellas emplazado en un edificio histórico de estilo.
“Escándalo, no…pero dejarlo pasar tampoco!”, le contesté, mientras escribía las palabras compensación económica, arriesgándome a que se me acusara de estar tramando una argentinada.
Hacía 36 grados a la sombra y la suerte quiso que Milky Girl festejara su apasionado aniversario en una habitación con el aire acondicionado averiado. Sudada como un cerdo y lamentándome toda la noche con quejidos tales como “para transpirar así me quedaba en casa que me salía gratis”, pasé las horas de sueño acumulando furias mientras espantaba las moscas que entraban por la ventana abierta por mi desesperado marido, ávido por encontrar un poco de aire fresco que pudiera callar a su querida esposa.
Escondiendo mis ojeras de insomnio tras las gafas de sol, bajé por la mañana con todos los aires de diva, dispuesta a enfrentarme al recepcionista. “Esta carta va directo a la Junta de Castilla-La Mancha” le lancé amenazante, sacudiendo la hoja de reclamaciones en sus narices. “Y esta otra va para su director general, a quien me gustaría entregársela en mano”, agregué cocorita, mostrándole una carta manuscrita que acompañaba el típico ‘formulario de sugerencias’ del hotel, que luego de una tachadura rabiosa hecha a mano se había convertido en ‘formulario de QUEJAS’.
“Qué vergüenza”, musitó J que observaba la escenita a lo lejos, antes de agarrarme por el brazo y llevarme a la infernal habitación para recoger nuestras cosas e irnos. Yo, con la cabeza bien alta, pensaba en mi madre y lo orgullosa que estaría...J seguramente se maldecía por haber esposado una desquiciada.
Cuando volvimos al mostrador para hacer el check-out, nos esperaba un cincuentón muy elegante que nos estrechó las manos y nos mostró su impecable sonrisa antes de rogarnos que no enviáramos esa carta a la Junta. “Si me dais vuestra hoja de reclamación, nosotros podríamos compensarles con una noche gratis en cualquier Parador de España, dónde y cuándo os apetezca”, soltó por fin luego de dar algunas vueltas.
Adivinen a dónde vamos el finde que viene?
Sunday, 13 July 2008
Mother Nature laughs around
Muchas veces me pregunté por qué la Naturaleza nos castigó asignándonos estos cuerpos sufridos. Padecemos las reglas, los dolores de ovarios, la caída libre de las carnes a partir de los treinta, los efectos secundarios del embarazo, la “hermosa” experiencia desgarradora del parto, las tetas lechosas de la lactancia, la maldita menopausia...
Nos humilla sin piedad.
Y de sabia, nada.
Pero les aseguro que por lo menos es justa: a los hombres les dio medio cerebro menos.
Comprobadísimo.
Tuesday, 8 July 2008
Desayunate una polilla
Tuesday, 1 July 2008
Petit Four
Lo mejor de trabajar todo el día en la universidad es que -con la suerte que me caracteriza- me asignaron un aula que es más chica que mi baño, con un gran ventanal al frente por el cual irrumpe el sol constantemente.
Monday, 30 June 2008
Invaders
Él viene caminando con dos bolsas de supermercado repletas en la mano. Viste bermudas y una remera demasiado canchera para sus cuarenta y pico años. Pasa por delante de una tienda de estas que venden de todo un poco y que típicamente son atendidas por chinos. En la puerta, por supuesto, se encuentra de pie un asiático vigilando la entrada.
El cuarentón se detiene en cuanto lo ve, se le planta en frente, deja por un instante sus bolsas con la compra semanal en el suelo, lo mira directamente a los ojos y le grita: “Me cago en todos los invasores y en los pueblos que los consienten!”.
Acto seguido recoge sus bolsas y sigue su camino…
Friday, 27 June 2008
Estrellada (Viernes - Ultima parte)

Los nervios me carcomían el estómago y la panza me hacía ruido. Samuel tenía la frente sudada y se mordisqueaba las uñas. Sharon envíaba frenéticamente mensajitos desde su móvil rosita.
Mr. Black llegó y saludó a su petit comité con una gran sonrisa. Nos felicitó por haber llegado hasta el último día y dijo que cualquier cosa que pasara en adelante no debería desmoralizarnos ya que él estaba muy orgulloso de todos nosotros.
“Pace. It’s all a matter of pace, Samuel”, murmuró sin mirarlo a los ojos Mr. Black. “Tus alumnos dicen claramente que te falta ritmo y que tus clases son aburridas. Lo lamento muchísimo, pero no puedes ser parte de nuestro equipo”.
Samuel, de la edad de mi padre, se paró y le dijo que tenía razón: “Siempre fui un aburrido. Por eso me dejó mi mujer y por eso no tengo muchos amigos. No creo que a esta altura del partido pueda cambiarlo, pero tampoco quiero ver cómo mis alumnos se duermen en mis clases”. Se acercó a Mr. Black, le estrechó la mano y antes de salir se dio media vuelta y cual gentleman nos lanzó un “It’s been a pleasure” que todavía resuena en mis oídos.
Tuve que concentrarme mucho para no dejar escapar un par de lágrimas. La situación era extremadamente patética, y aunque ahora Mr. Black vociferaba sus felicitaciones para Sharon y para mí por haber sido seleccionadas, mi mente estaba con Samuel y su alma de perdedor.
Me costó reaccionar y entender que tenía una plaza en una de las academias más prestigiosas de Madrid. Y que había superado a la mayoría a pesar de que el inglés no era mi lengua materna. Mr. Black nos dijo que pronto traerían los contratos y que mientras tanto íbamos a terminar con las últimas unidades de nuestra formación.
Ya llevábamos más de media hora escuchándo a Mr. Black hablar sobre las diferentes maneras de enseñar Public Speaking, cuando un timbre de teléfono móvil lo interrumpió. La musiquilla era claramente tediosa, pero por lo menos no era el chirrido desagradable de mi aparato celular. Mr. Black miró fijamente a Sharon, que tardó un poco en reaccionar antes de encontrar su teléfono en el fondo de su bolso y contestarlo con un “Can’t now. Call you later”.
La más que tensa situación fue paralizada por la secretaria que irrumpió en el aula con unos papeles en la mano. “Aquí están los dos contratos, Mr. Black”, susurró sensualmente mientras los apoyaba sobre el pupitre.
“Déjame solo uno, por favor”, ordenó Mr. Black clavando su mirada en Sharon, “el otro no hará falta”.
La secretaria obedeció y se fue sin cerrar la puerta tras de sí, como si hubiera adivinado lo que iba a acontecer. Mr. Black y Sharon mantuvieron un duelo de miradas silencioso hasta que por fin él masculló: “Contestar al móvil! I-nad-mi-si-ble.”
Sharon no dijo ni pio. Guardo su teléfono color Barbie en su cartera de marca, recogió sus libros y se fue sin más.
Mr. Black cerró la puerta, me acercó el contrato y chilló “Sign!”, cual militar. Y así fue como quedé atrapada en las garras de Star Services...
Winner or Loser?
Thursday, 26 June 2008
Estrellada (Jueves - 4a parte)
Nadie hizo ningún comentario alusivo al incidente del día anterior. Quedábamos cuatro y en los quince minutos antes de empezar con la formación, estuvimos charlando acerca de si valía la pena o no continuar con esto.
Sharon, una americana de mi edad opinaba que sí, que ya habíamos superado demasiadas cosas como para tirarlo todo por la ventana. Samuel, un escosés de unos cincuenta y largos, nos confesó que él seguiría hasta la muerte ya que deseaba con todas sus fuerzas que le asignasen un puesto de profe en Santander, donde se encontraban su hija trabajando desde hace dos años. Mary-Anne, una joven de Liverpool, reconoció que estaba bastante desmotivada y que le había costado mucho levantarse de la cama esa mañana. Yo no dije nada, pero admito que en ese momento tenía más ganas de salir corriendo que de otra cosa.
Para nuestra sorpresa Mr. Black apareció acompañado por un tejano calvo de ojos azules que se presentó como Mr. Robert Star, el dueño y creador de Star Services. Nos habló de su filosofía de vida durante dos horas, y otra más sobre la genialidad del método que él mismo había ideado. Nos dijo que el viernes darían a conocer los nombres de los elegidos, que podíamos ser todos seleccionados como ninguno: “Ya saben que en Star Services nos quedamos solo con los que son excelentes”.
Sharon levantó la mano y le preguntó si él realmente creía que todos los profesores de su plantilla eran sobresalientes. Que cómo hacía Star Services para mantener la calidad de su staff.
“Nos basamos en un constante proceso de evaluación por parte de los clientes. Si alguno de nuestros profesores tiene un promedio menor que cinco –el máximo siendo seis-, sabe que no podrá continuar trabajando con nosotros”
“Y no le parece un poco soberbio el modus operandi de su empresa? Piensa que sus profesores son felices trabajando con miedo?”
Mary-Anne había pronunciado las exactas palabras que mi cobardía nunca me hubiese dejado vocalizar. Mr. Star, perplejo, no pudo contestar.
“No se preocupe, Mr. Star, no me responda”, le dijo Mary-Anne mientras se ponía de pie y levantaba su bolso, “No me interesa lo que tenga que decirme. Me voy: no quiero trabajar para un cerdo tejano como usted”. Y se fue.
Por un momento pensé en ponerme de pie y seguirla, al grito de “O Captain! My Captain!”. Pero no me respondieron las piernas ni la voz, y tuve que abandonar la tentación de interpretar la escenita de “Dead Poets Society” y dejarla en stand-by para otra vida.
Wednesday, 25 June 2008
Estrellada (Miércoles - 3a parte)

Con una mezcla de sensaciones (entre orgullo de sobreviviente y vergüenza ajena), los seis restantes estábamos bastante sorprendidos de ver que Mr. Black tenía más de veinte minutos de retraso. Nos miramos extrañados y alguno dejó escapar “no prodiga con el ejemplo” justo cuando una secretaria entró en la sala con una pila de libros. Los apoyó sobre el escritorio y comentó que hoy empezaríamos a trabajar con el material original de Star Services.
Fue la primera vez que pudimos sociabilizar un poco y nos contamos los unos a los otros qué tal nos había ido el martes por la tarde con nuestros propios alumnos. La mayoría estábamos inseguros y bastante perdidos, pero Rachel dijo que no debíamos angustiarnos porque no servía de nada.
“Five”, se me escapó en voz alta mirando hacia el escritorio, “la secretaria trajo solo cinco libros y somos seis candidatos!”
“Shut up!”, me gritó Rachel, “no estás siendo optimista y quizás sea un error”.
Sandra, una gordita cuarentona con toda la pinta de solterona comenzó a hamacarse en su silla y a rascarse la mano enseñadamente mientras aullaba “Fuck! We are fucked!”
“No digas la ‘F word’!”, la retó Rachel, “te pueden escuchar y quizás te echan por maleducada”.
Mr. Black se asomó por la puerta y tras pedir disculpas por el retraso soltó: “May I have a word with you, Rachel?”.
Rachel obedeció y volvió 30 segundos después, llorando a mares antes de rescatar su bolso y salir del aula no sin antes advertirnos: “Creo que tienen cámaras en las aulas donde damos clases por las tardes”.
La mañana transcurrió sin mucha que otra novedad. Pero por la tarde, mientras estábamos dando clases a nuestros alumnos-espías, vigilados tal vez por cámaras ocultas, algo inesperado sucedió.
De una de las aulas comenzaron a escucharse golpes y aullidos, que continuaron por unos largos minutos hasta que por fin quien escribe estas líneas decidió interrumpir su propia clase para ver qué estaba aconteciendo. Cuando salí al pasillo, vi que los otros candidatos también estaban expectantes en las puertas de sus respectivas aulas, con sus alumnos asomándose para ver qué pasaba. Pero nadie se atrevía a dejar su puesto. Me dirigí hacia donde parecía ser la fuente del barullo, y cuando abrí la puerta me encontré a Sandra dándose la cabeza contra la pared frente a sus alumnos completamente desencajados. Entre sollozos y alaridos dejaba escapar frases tales como “I don't like Big Brother!”, “Esto no está bien” y “I can’t take it any more”. Y por supuesto la “F-word” que pronunciaba antes de cada espasmo.
La escenita terminó con una intervención de los servicios de seguridad del edificio.
Tuesday, 24 June 2008
Estrellada (Martes - 2a parte)
Cuando llegamos el martes por la mañana, Mr. Black nos recibió con los feedbacks de los alumnos en la mano. Los leyó uno por uno, señalando las cosas que debíamos evitar volver a hacer. Dijo sorprendido que todos habíamos tenido bastante buen score, y que solo uno de nosotros había tenido pésimo resultado.
Eran las 9.30 de la mañana y las ojeras de todos nosotros, pobres candidatos, evidenciaban poco sueño probablemente debido a la cantidad de assignments que Mr. Black nos había dado para hacer. Por supuesto, quien no cumplía con la entrega diaria de estos deberes, quedaba automáticamente despedido.
En eso se escucharon unos golpecitos en la puerta, y cuando se abrió se asomó Claire, una lunga anoréxica de Oxford que había estado entre nosotros el día anterior. Pidió perdón antes de entrar y le explicó a Mr. Black que había encontrado un piso –hasta ese momento estaba alojada en un hotel, como la gran mayoría- y que había tenido que mudar todas sus pertenencias esa misma mañana a las 7 y que por eso llegaba un poquito tarde. Avanzó hasta la única silla libre de las ocho que quedaban, pero justo cuando se estaba por sentar Mr. Black gritó: “ Don’t!”.
Como si el mismo grito hubiese sido un hechizo para petrificarla, Claire quedó congelada, encorvada con el culo en el aire.
“Los que no pueden respetar la puntualidad, no son bienvenidos aquí. Llegar tarde a dar clase puede significar perder al cliente. Y no queremos que eso pase…O sí?” – añadió, con una sonrisita irónica. “Puedes retirarte. Ya no formas parte de este proceso de selección.”
Claire se fue sin protestar y apenas nos lanzó un “good luck” antes de evaporarse por la puerta. Mr. Black continuó como si nada, recogiendo los assignments del día. Una vez que los tuvo todos en sus manos, les hecho una ojeada rápida. Se detuvo con el ceño fruncido en uno que estaba escrito a mano.
“Martin? Esto es todo lo que tienes? O te has olvidado de darme la segunda parte?”
El susodicho se puso de pie, y en un inglés muy californiano, confesó que no había entendido la segunda consigna.
“Rubbish!”, puteó Mr. Black, “No puedo tolerar excusas de niño de primaria: recoge tus cosas y sal de aquí. Y hazme el favor de sacar tu silla y la de Claire de la sala. Ya no serán ocupadas por nadie.”
Monday, 23 June 2008
Estrellada (Lunes - 1a parte)

El proceso de selección iba a ser cruel, ya nos lo habían advertido. Estos individuos se jactaban de tener una de las mejores academias de idiomas de España y no se cansaban de repetir que solo se quedarían con los que fueran excelentes: en Star Services no había lugar para los mediocremente buenos.
Y como la paga era más que digna, decidí quedarme al training-selección de una semana de duración a través del cual nos formarían para aprender la metodología de enseñanza única de Star Services. Qué podía perder yo, única hispanohablante, en una competencia con nueve English- native-speakers por un puesto de profesor de inglés?
El lunes a las 9 de la mañana comenzamos con un poco de teoría sobre el método Star, y luego nos dieron una explicación de cómo funcionarían las cosas si llegábamos a formar parte de su staff. Entre otros detalles, nos comentaron que algunas clases empezaban a las 7 de la mañana y que siempre teníamos que estar on call por si surgía alguna lesson de emergencia.
A mi izquierda Jack, un irlandés de veintipocos, levantó la mano con cara de angustiado y preguntó que qué pasaba si te llamaban para dar un curso y vos te encontrabas tomando unos tragos por ahí.
Mr. Black, nuestro capacitador le contestó mirándolo a los ojos: “Esa pregunta esta fuera de lugar. Y aprovecho la oportunidad para recordarte que el dress code de este training es business casual: ni tus jeans ni tus zapatillas serán aceptados por Star Services. Ah, y ya puedes abrocharte los últimos botones de la camisa, que no estamos en ninguna discoteca”.
Jack obedeció, ocultando por fin su pecho desnudo, y no volvió a abrir la boca en lo que quedaba del bloque. Después del recreo nunca más volvió.
Si se fue o lo fueron, es algo que nunca supimos. “De todas maneras era un desubicado”-acotó una sudafricana llamada Rachel, con aires de superada- “esa pregunta no se hace!”.
Mr Black volvió con cara seria, sin hacer comentario alguno sobre la única silla vacía del aula. “Esta tarde comenzarán a dar clases. Tendrán que dar cuatro lessons de una hora cada una, una atrás de la otra, pero no sabrán ni el nivel ni la cantidad de alumnos hasta que entren en la sala. Luego serán evaluados por estos alumnos –por supuesto, algunos son espías- en una escala del 1 al 6. El que tenga un promedio de menos de 5 estará descartado automáticamente y nos abandonará sin más…Any questions?”
Phil, un negro londinense super guapo levantó la mano y dijo que él no sabía que ya teníamos que empezar a dar clases esa misma tarde y que la verdad es que no se sentía “emotionally prepared” para hacerlo, si por favor Mr Black podría darle un consejo.
“Claro que sí”, dijo sonriente Mr Black, “coge tus cosas, levántate y vete. Y no vuelvas: en Star Services no somos amigos de los cobardes”.
Phil intentó explicarle, tartamudeando, que lamentaba si lo había entendido mal, que él no había querido decir eso, solo que nunca antes había enseñado y que estaba nervioso.
“Now!” gritó Mr. Black, abriendo la puerta mientras Phil recogía sus pertenencias con la cabeza gacha y se iba sin darse la vuelta.
“Anyone else?” , preguntó Mr. Black, mirándonos a los ojos uno por uno. Obviamente, nadie le contestó…
Friday, 20 June 2008
Habría que matarlos a todos
Por qué cada vez que tomo un metro en la zona norte de Madrid hay algún imbécil con pésimo gusto musical que piensa que el resto de los pasajeros desea escuchar también la misma mierda que él? O es que solo quieren hacer alarde de su MP3 con altavoces incorporados que le compró la mami sacrificando medio sueldo de empleada de supermercado?
“Disculpame, te podrías poner los auriculares que nos estás contaminando?”
Sepan que si un día aparezco golpeada hasta la muerte en las vías de la línea 10, el sospechoso a buscar tiene gorrito de rapero, cadenita dorada (pero no de oro), y se pasea –por supuesto- escuchando reggaeton a todo volumen.
Sunday, 15 June 2008
Suffragette

Fueron las primeras lágrimas auténticamente feministas que recuerdo haber generado. Lágrimas llenas de bronca y de impotencia.
Porque yo sé que mi CV no es “guau - se -me -caen - los - pantalones - con - esta - piba,- contratala - ya”.
No.
No figura ningún nombre rimbombante, ni Harvard ni Oxford, y mi experiencia profesional no es mucha ni avalada por ninguna multinacional.
Pero aun así, creo tener un curriculum digno, con diez años de estudios en 4 países distintos, una licenciatura y un máster. Y además hablo tres idiomas y medio.
Ahora, por qué, digo yo, a una mujer con semejante CV le ofrecen una fortuna en salario para atender el teléfono en tres lenguas? Por qué me ponen cara de loca cuando rechazo convertirme en secretaria trilingüe? Por qué se creen que debería estar agradecida en lugar de sentirme humillada?
A un hombre con el mismo CV y la misma edad JAMAS le ofrecerían un puesto como este.
Impensable.
Una falta de respeto absoluta.
En cualquier momento mando una carta a Para Ti o a la Cosmo. No veo otra manera de calmar mi enojo.
Thursday, 8 May 2008
Mutis por el foro
La carta era de la Oficina de la Comunidad de Madrid relacionada con los servicios de desempleo, convocándome para el día de la fecha en las oficinas de Atocha para « constatar mi identidad ». Me pedían que llevara un documento personal, o bien un contrato laboral a mi nombre (esto último me sonó bastante a trampa, ya que nosotros, los desempleados, carecemos lógicamente de dicho papel).
Fui bien temprano y saqué mi turno (S067) y me senté entre la manada de losers del hall, rodeada básicamente de esa tribu madrileña de gente de escasos recursos, poca higiene, mucho olor a cigarrillo y aliento mañanero violentamente etílico.
Delante mío, un hombre de uñas negras y orejas enormes mataba el tiempo con un extraño tic: le daba la vuelta a su pabellón auricular, estiraba el cartílago al máximo, luego lo enrollaba y después lo volvía a su lugar. Se pasaba el brazo derecho por detrás de la espalda y empezaba otra vez a hacer lo mismo con la oreja izquierda.
Detrás, un par de colombianas se contaban las tragedias familiares de turno. Que la Mari estaba destrozada porque su hijo mayor había vuelto con la ex, “esa fea chupetona”. Que encima que “esa” tenía hijos adolescentes y delincuentes, el fin de semana la encontraron con otro, y que su hijo mayor le perdona todo. Y que se la traía a vivir a la casa de la Mari, con sus criminales-púberes y todo. Y que ya eran como doce durmiendo en “la piecita”.
Dos horas estuve esperando allí, entre arcadas provocadas por el misterioso tic del tipo de delante, y las telenovelas casi radiales de las sudacas. Dos horas hasta que salió mi turno y me recibió una funcionaria pública que venía de hacer su pausa de 40 minutos para desayunar.
Le entregué la carta y mi documento. Y le dije que no entendía lo que pasaba. Ella sonrió y tipeó mi nombre en su ordenador. Mientras los datos cargaban pude leer el cartel impreso por computadora que se asomaba por detrás de ella: “Si hablas, procura que tus palabras sean más bonitas que tu silencio”, rezaba bajo un símbolo smiley.
“Ya está. Puedes irte. Ha sido un error del sistema”, me dijo sonriente.
Yo, obediente, opté por el mutismo…
Wednesday, 7 May 2008
She rocks

La miré con cara de « no seas tonta » y volví a señalarle mi tarjeta francesa de grupo sanguíneo. Le mostré el « o+ » y le expliqué –porque al parecer no se quería enterar- que ese símbolo era lo mismo en todos los países.
Pero ella estaba encaprichada en ganar la pulseada y me dijo que iba a necesitar un examen de un laboratorio español para certificar que lo que yo decía era cierto. Que ella no se podía fiar de cualquiera. Que tenía una responsabilidad profesional. Que así se manejaba la seguridad social en este país y que no intentara cambiar las reglas del sistema porque no lo iba a lograr.
Así terminó mi primer encuentro con mi nueva médica de cabecera, y por lo tanto hoy al alba me tuve que ir al ambulatorio a realizarme una extracción.
Cuando llegué la fila daba la vuelta hasta la recepción y estaba formada en su gran mayoría por un público geronte (geronte-casi-muertito, para ser más exactos). Eran por lo menos media centena. Me puse detrás de una pareja de ancianos que no se soltaron de la mano ni medio segundo, y enseguida detrás de mí llegó una viejecita vestida de rosa confite con una sonrisa super angelical.
En un momento de la larga espera, la parejita decidió entablar conversación conmigo. Me contaron que la enfermera más joven era una bestia, que pinchaba en cualquier lado y que tenía fama de no encontrar las venas. Que hiciera todo lo posible por ser elegida por la otra, Mari Pili, que hacía el oficio desde hace más de veinte años y que era muy profesional: “ni te enteras de la aguja”, me dijo él con aliento a diente postizo.
“Es verdad”, agregó a mis espaldas la viejecita de rosa. “Mari Pili es la mejor”, confirmó con tono de abuelita amable, casi con una caricia sobre mi hombro.
En eso llegó un joven, con aire perdido, se detuvo al lado nuestro y preguntó “vosotros para qué estáis?”. Pero antes de que yo pudiera responderle, la viejecita de rosa se dio vuelta y ahora con un gesto de diablo le gritó: “Es que al final de la fila están regalando móviles, no te jode?!”.
El muchacho se quedó duro. Y yo ya estaba estupefacta cuando la escuché musitar su remate: “gilipollas!”.
Monday, 5 May 2008
Mejor que Karlos

« Y si no les gusta nada de esto, también hay palta », anuncié.
Pepe y su amiga estaban hambrientos y yo me encontraba frente a mi heladera haciendo una descripción del inventario casero, con la intención de ofrecerles algo digno para picar.
Pepe : ¿Hay qué?
Yo : Palta
Ella : ¿Qué es palta?
Yo : “¿Avocat?”- pronuncié en francés- “¿Avocado?” –intenté en inglés.
Pepe : ¡¿Qué?!
Ella : ¡Señala!
Agarro el fruto verde y se los enseño.
Los dos : ¡Aguacate!
¡Cierto que se decía diferente! ¿Cómo pude olvidarlo? Definitivamente la vuelta va a tener sus complicaciones lingüísticas, pienso, mientras me dirijo hacia el armario para buscar unos frutos secos.
Yo : Y también tengo castañas de cajú, si quieren.
Pepe : ¿Castañas de qué?
Yo: “Cashú”
Ella : ¿De qué estás hablando? ¿Eso es francés?
Saco la bolsa y les muestro el contenido, provocando un ataque de risa casi espasmódico.
Pepe : ¡Anacardos!
Yo : Esa no la sabía! ¿Cómo es?
Ella : A-na-car-dos
Vale. Lesson number two registrada. La número tres la tuve este finde en Galicia, cuando pedimos 'bogavante' para descubrir un marisco nuevo y nos trajeron la langosta de toda la vida.
Metería los tres alimentos en un bowl, les pondría unas hojas de lechuga, una salsita a la vinagreta (o mejor una rosa) y la bautizaría como “Ensalada Misunderstanding”. Sería un éxito rotundo. En todos los idiomas.
Tuesday, 29 April 2008
Where you actually belong
Do-sel.
Cor-ti-ni-ta.
Un poco más y contrataban un paje para despertarme.
Delirios de realeza, como verán, no me han faltado. Como cuando mi abuela me sacaba el pelo de la cara, despejándome esta pequeña frente que Dios me dio, y me mostraba la forma en que nacía mi cabello: “lo ves, sólo la gente de sangre azul tiene pico, como vos”.
Y yo, ilusa, me creí todo.
Hasta que un buen día me di la cabeza, con pico y todo, contra la terrible realidad de buscar laburos de mierda, viajar constantemente en autobús y sobrevivir a diario sin mucama (ni pajes).
Mañana nos vamos a Galicia y todavía me cuesta aceptar que no vamos a alojarnos en el parador de los Reyes Católicos. Porque una parte de mí todavía piensa que me lo merezco.
No, mejor dicho: que es allí donde pertenezco.
La mejor solución para hacer desaparecer esos aires de grandeza tan resistentes será la cachetada del hostal de una estrella que acabamos de reservar.
Monday, 28 April 2008
Aviso a la población
Friday, 25 April 2008
Free as a bird?

Te duchaste tempranito y te pusiste chiquicientas capas de maquillaje. Planchaste el pantalón negro y elegiste una blusa salmón y unos zapatos LV. Sabés que te entrevista un hombre así que te decidís por un corpiño con relleno.
Te estresás todo el camino porque te parece que la empresa está en el culis mundis, pero como la estación de metro donde te tenés que bajar es PIO XII y justo ves en la tele del andén que hoy el Vaticano expone los restos del santo Padre PIO, te calmás pensando que es una señal.
Sabés que te recibirá un tal Eduardo, que la empresa se llama Network y poco más. El edificio es bien moderno, de estas típicas torres de oficinas, y el hombre que te hace la entrevista en la sexta planta es realmente simpático. Te explica con detalle todas las funciones del puesto de back office del departamento de trading de esta compañía que se dedica a la distribución de acero.
En el momento en que pronunció la palabra « steel », dejaste de escucharlo y de mirarlo. Tus ojos se posaron en la maravillosa vista del ventanal y sin abrir la boca te levantaste de la silla, corriste hacia el horizonte atravesando el cristal y saltaste al vacío, agitando los brazos como si fueran alas y gritando « pío-pío ».
Wednesday, 23 April 2008
Duda

Rosario y Agustín llevan toda la vida juntos. Pero más juntos que nunca están ahora que no se separan ni un minuto. Se ve que los hijos y los nietos no viven en la misma ciudad –si es que los tienen- y debieron hacerle frente a esto de la tercera edad solitos los dos.
Adonde va uno, va el otro, aunque no sea necesario. Cualquier excusa es buena para salir de casa, y así pasan los días entre el ambulatorio de uno, la consulta del médico del otro, la compra en la farmacia, y cualquier otra diligencia que se inventen para llenar su tiempo.
Ayer se levantaron tempranito porque querían estar a las diez –cuando abrieran- en la puerta de la tienda de telefonía. Habían discutido la noche anterior y querían una buena explicación de quien les había vendido el aparato. Rosario sostenía que el móvil que habían adquirido les consumía dinero por el solo hecho de estar encendido. Que lo mejor era ni siquiera mirarlo. Agustín decía que no, que solamente les cobraban cuando presionaban las teclas.
Tuesday, 22 April 2008
MoviMierda
Volví con toda. No me digan que no.
Monday, 21 April 2008
Spinning Girl

Hasta hace poco más de una semana, quien les habla no tenía ni idea de lo que significaba la palabra « spinning ». Pero con un poco de research, y las correspondientes traducciones en español (parece ser que por estas tierras le dicen “ciclo sala”), logré interesarme por este curioso deporte que inocentemente creí podía ser mi salvación. Así que me anoté en una clase de prueba en un gimnasio del norte de Madrid. Antes de ir comí pasta y lentejas, rescaté una calza del fondo de una caja, y me compré una de estas bebidas deportivas para poder soportar la hora completa de bicicleta fija colectiva.
Cuando llegó el profe con sus shortcitos ajustados y el bulto marcado, se detuvo en mis pedales y me ató los pies. Me lanzó mirada de “no me gustan los nuevos” y se dirigió al frente, a su dos ruedas de rey, y comenzó la clase a todo volumen.
Entre sus gritos de “a ver ese ritmillo”, “ponle carga” y la música ensordecedora, él sudaba más que ninguno y sonreía sádicamente, mientras cantaba las melodías preparadas. Durante los primeros veinte minutos él estaba concentradísimo moviendo los labios al son de “WE WILL ROCK YOU”, y yo sólo quería decirle que no iba a poder terminar la clase (que por favor me desatara los pedales) porque mis partes íntimas estaban siendo violentamente machacadas y que más que el bienestar físico de mis piernas ahora me preocupaba el futuro de mi salud sexual.
Pero me fue imposible hacérselo saber. Podría haberle dado cualquier otra excusa, como que el corazón me estaba por reventar o que me era difícil seguir la clase porque yo realmente no lograba interpretar órdenes como “llano” o “en dos arriba”. Pero eso de exponerme públicamente nunca se me dio bien.
De modo que así terminé, tras sesenta minutos de pedaleo constante: con la flor magullada y la convicción de que este deporte tampoco es para mí.
Saturday, 19 April 2008
Son todas iguales

Llueve a cántaros y hace frío.
Esta mañana recibí una carta que me informa que no quede seleccionada para trabajar en esa empresa de cosméticos.
Y mi marido me llamó hace un rato desde París para decirme que en su viaje desde Las Vegas le perdieron la maleta que contenía dos regalos para mí: una laptop y un ipod.
Pero lo que me tiene totalmente sumergida en una depresión feroz no es ninguna de estas desgracias, sino que ayer tenía que estrenar mucama y me cagó diez minutos antes de venir.
Necesito Prozac ya.
Thursday, 17 April 2008
A ver si nos entendemos

El martes por la noche, cuando se despide, mi amigo madrileño de adopción a quien de aquí en más llamaremos Pepe, me lanza una mirada picarona y me pregunta por el nombre de mi nuevo blog. Le doy lo que para mí es la traducción literal de « Maybe, Baby » ya que él no entiende ni una pizca de inglés: « Quizás, querido ». Le explico que como pienso jugar con la ficción y la realidad le puse « maybe » y que « baby » va para rimar, como si fuera « darling » o « dear »: « querido ». Me puso cara de no creerme y se fue. Era la segunda persona que me preguntaba por el nombre del blog en menos de 24 horas.
Ayer hablé con una amiga porteña por teléfono y me preguntó si estaba embarazada. Le aclaro que no, y entonces me dice que no entiende el nombre del blog. Ahí comprendí la mirada picarona de Pepe, pero me preocupé ya que quien me cuestionaba en esta oportunidad es totalmente bilingüe. Traté de defenderme con el signo de puntuación, ya que para mí el hecho de que haya una coma entre las dos palabras debería alejar las sospechas de maternidad (seguiré hasta la muerte convencida de que una coma tiene significado en sí misma). Ella me dice que con o sin coma es lo mismo y que quizás es el inconsciente, y entonces sí, ahí me entra el pánico y se me aparece instantáneamente la imagen de mi madre frotándose las manos cual Gargamel a punto de comerse a Pitufina.
Odio explicar lo que no se debería y me empelota tener que rebautizar el blog…Pero así lo he hecho (sobre todo después de ver el contenido de uno con un nombre similar).
Así que empezamos de nuevo, después de un tropezón que me hace replantear varias cosas.
A partir de ahora será « Maybe, Madrid », y al “baby” lo dejamos para más adelante.
Wednesday, 16 April 2008
Otra que el dúo dinámico
Lourdes no tiene ni una pizca de make-up, aunque necesitaría toneladas. Es lo que se diría una treintañera simple –por no describirla como « dejada »-, con gafas y cabello sin peinar. Su ropa no dice nada y cae con poca gracia sobre su figura delgada. De su cuello cuelga un collar espantoso que se debe haber puesto pensando que era glamoroso.
Marta tiene unos años menos, varios kilos más, y lleva el pelo agresivamente corto y rojo. En los párpados se puso mucha sombra violeta, haciendo juego con el esmalte nacarado de sus uñas. Uno podría imaginar que encuentra sus productos de belleza en la góndola del Día Descuento, donde también compra por menos de 3 euros un vino tinto de tetra brick para beberse con su novia los fines de semana.
Ambas llevan jean y podrían estar perfectamente atendiendo la caja de un supermercado de medio pelo, en la zona de Vallecas o Balvanera. O -con muchas ganas- la sección de zapatería infantil de algún Corte Inglés.
Pero no fue allí donde yo las vi. Me tocó conocerlas hoy por la mañana, cuando ellas me hacían una entrevista para un puesto en una empresa mundialmente conocida por sus productos de maquillaje.
Y pensar que este dúo de impresentables tiene mi futuro en sus manos…Por Dios, qué injusta que es la vida!
Tuesday, 15 April 2008
Monday, 14 April 2008
Soy de la raza calé

A lo largo de tu vida te dará trece hijos, pero no importa mucho la cantidad de descendientes que proveas. El problema es la calidad: tu suegra nunca terminará de aceptar que la sangre gitana corra por las venas de sus nietos. Y te hará la vida imposible, por supuesto.
Tu callas, por respeto a tu marido. Pero en cuanto él muere, te da un subidón de venganza irrefrenable. Esperas -cual cazador a su presa- el momento más adecuado para atacar. Será el día del cumpleaños de tu suegra, el primero que pasará sin su hijo querido. Obviamente a ti no te han invitado, así que te decides por mandarle un regalo anónimo: una gran torta de chocolate que rellenas con tus excrementos y con toda la mierda que llegas a juntar en ese hogar tuyo que alberga a más de una docena de individuos. Bien disimulado todo, en el interior del bizcochuelo.
La que hizo semejante chocotorta era mi tatarabuela.
Genia.
Friday, 11 April 2008
Who rules now?

Recorro la calle Toledo bajo la llovizna primaveral, hasta llegar al lugar donde tengo cita. Abro la puerta de Marco Aldany, enceguecida por sus neones azules de pésima calidad y asqueada por el mobiliario cutre que decora este local, tan repugnantemente idéntico a todo el resto de las sucursales que tiene en Madrid.
“Hay que tener muchas ganas para venir aquí”, pienso. “Ganas o pelos”.
En mi caso lo que abundaba era lo segundo, por todo mi cuerpo. Y dado que me toca un fin de semana en Palma de Mallorca, exhibiendo mi esbelta figura al sol (si el tiempo me lo permite), junté coraje y saque turno con la depiladora más imbécil del planeta.
A las tres de la tarde en punto me presenté en la recepción. Me informaron que Angelita había salido “un momentillo, a por algo de comer”. La esperé unos quince minutos, devorando las mierdas publicadas en la primera revista que cayó en mis manos. Cuando por fin apareció ella –limpiándose el resto de bocata de su rostro gitano-, me llevó al camarín y comenzó a explicarme que no sabía si me iba a poder depilar “completa” porque a las cuatro tenía otra persona esperándola.
Le puse cara de culo, le dije que llevaba veinte minutos de retraso, y que yo me iba a ir de su sucio camarín, “completita-completita”.
“A ver si se entera ésta de quién manda aquí”, pensé, dándome aires de listilla e insultándola mentalmente de una manera poco reproducible en sociedad (creo que en momentos como ese deberían fusilarme contra un pabellón por conjeturar como una auténtica racista). Me puse en pelotas y me tiré en la camilla, con demasiados aires de duquesa.
En mi vida me depilaron tan mal.
Thursday, 10 April 2008
I’m back
Y como por arte de magia y con un poco de « aquí no ha pasado nada, señores » volvemos al blogging que parece ser es el deporte preferido de todo loser con delirio de escritor (descripción que me cuadra perfectamente).
Así que mientras me dedico a inyectar mis raíces en esta madrileña ciudad, quemándome el cerebro entre si debo de una vez por todas declararme ama de casa y rascarme oficialmente a cuatro manos o buscar un trabajo que me sirva de pantalla para exhibir un poco de dignidad social, vamos a divertirnos un rato con los textos que irán surgiendo en mi tiempo libre (que no es poco).
As promised, un batido de ficción y realidad para que ustedes se las ingenien adivinando si lo que leen es de verdad o de mentirillas.