Cuando llegamos el martes por la mañana, Mr. Black nos recibió con los feedbacks de los alumnos en la mano. Los leyó uno por uno, señalando las cosas que debíamos evitar volver a hacer. Dijo sorprendido que todos habíamos tenido bastante buen score, y que solo uno de nosotros había tenido pésimo resultado.
Eran las 9.30 de la mañana y las ojeras de todos nosotros, pobres candidatos, evidenciaban poco sueño probablemente debido a la cantidad de assignments que Mr. Black nos había dado para hacer. Por supuesto, quien no cumplía con la entrega diaria de estos deberes, quedaba automáticamente despedido.
En eso se escucharon unos golpecitos en la puerta, y cuando se abrió se asomó Claire, una lunga anoréxica de Oxford que había estado entre nosotros el día anterior. Pidió perdón antes de entrar y le explicó a Mr. Black que había encontrado un piso –hasta ese momento estaba alojada en un hotel, como la gran mayoría- y que había tenido que mudar todas sus pertenencias esa misma mañana a las 7 y que por eso llegaba un poquito tarde. Avanzó hasta la única silla libre de las ocho que quedaban, pero justo cuando se estaba por sentar Mr. Black gritó: “ Don’t!”.
Como si el mismo grito hubiese sido un hechizo para petrificarla, Claire quedó congelada, encorvada con el culo en el aire.
“Los que no pueden respetar la puntualidad, no son bienvenidos aquí. Llegar tarde a dar clase puede significar perder al cliente. Y no queremos que eso pase…O sí?” – añadió, con una sonrisita irónica. “Puedes retirarte. Ya no formas parte de este proceso de selección.”
Claire se fue sin protestar y apenas nos lanzó un “good luck” antes de evaporarse por la puerta. Mr. Black continuó como si nada, recogiendo los assignments del día. Una vez que los tuvo todos en sus manos, les hecho una ojeada rápida. Se detuvo con el ceño fruncido en uno que estaba escrito a mano.
“Martin? Esto es todo lo que tienes? O te has olvidado de darme la segunda parte?”
El susodicho se puso de pie, y en un inglés muy californiano, confesó que no había entendido la segunda consigna.
“Rubbish!”, puteó Mr. Black, “No puedo tolerar excusas de niño de primaria: recoge tus cosas y sal de aquí. Y hazme el favor de sacar tu silla y la de Claire de la sala. Ya no serán ocupadas por nadie.”
4 comments:
"El método Gronhölm" es coser y cantar al lado del método Black!!!
por Dios! odio a mr black! esto no es real...
Totalmente de acuerdo
y si paloma, en estos textos hay mucha verdad
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